Por Mario Musumeci
Al estar frente a un cargo ejecutivo de algún ente del estado deberíamos tener bien claro cuales son los ejes rectores de las políticas públicas culturales a desarrollar.
En materia de modernización del estado debiéramos crear nuevos sistemas de administración y gestión, de informatización moderna y coherente de datos, proyectar políticas para el desarrollo local del arte y la cultura, políticas para las dinámicas de ecosistemas culturales en la gestión del arte y de cultura, establecimiento de estrategias vinculadas a la atractividad, visibilidad, marketing de territorio cultural, del conocimiento, la creatividad; de la transversalidad de las acciones y de los procesos culturales, y de aspectos territoriales, sectoriales, de cooperación y relacionamiento nacional e internacional.
Desde o hacia el ámbito de la ciudadanía, debemos propiciar políticas en derechos culturales, equidad e inclusión social, accesibilidad, participación activa de los habitantes en las prácticas culturales y en la creación cultural, atención especial a las personas y los grupos más vulnerables, patrimonio, diversidad, creatividad, desarrollo local, proximidad con la iniciativa de sus habitantes, fomentar la diversidad de las expresiones culturales, a la educación No formal, a la economía cultural y al financiamiento de la cultura, planificación urbana y el espacio público, la información, el conocimiento, etc.
Las políticas culturales influyen en el desarrollo local, reforzando la cohesión social y la identidad, favoreciendo la integración de las minorías y los desfavorecidos, mejor calidad de vida, creando empleo y posicionando la “imagen” de cara al exterior.
Si uno se pone a analizar el 2016 en lo relacionado a la cultura, quizá lo catalogue en el peor año desde mucho tiempo atrás, podría inferirse como un año Cero, un año de transición entre un gobierno populista hacia un gobierno distinto al populismo, que muchos llaman de centro derecha o neoliberal, de todos modos, vivimos un año en el que se saca una política cultural, para que en 2017 comience una nueva era de políticas diferentes.
A continuación ensayo sobre la gestión cultural realizada a lo largo del 2016 por los diferentes niveles del estado.
Gestión cultural en Nación
Repasando el 2016, a nivel nacional observamos que el ministro de Cultura de la Nación, Pablo Avelluto, basa sus políticas en cuatro ejes, estos son:
Protección y defensa del patrimonio cultural, conjuntamente con la secretaría de Obras Públicas están aun desarrollando proyectos patrimoniales que seguramente comenzarán a visibilizarse en 2017.
El segundo eje se basa en la ejecución de apoyo a los artistas, esta área ha cambiado poco con respecto al gobierno anterior, se siguen con casi todos los programas del propio ministerio y de los organismos autárquicos culturales.
El tercer eje es la inclusión social, donde no están bien precisados los alcances de proyectos hacia los sectores más vulnerables o de sectores que no tienen acceso a los bienes culturales, la participación social también está en deuda.
Y el cuarto eje de las políticas culturales del ministerio son la economía creativa y la industria cultural, es el eje con mayor visibilidad, llevado adelante por el secretario de Cultura y Creatividad Enrique Avogadro y el Subsecretario de Economía Creativa Andrés Gribnicow, están conformando una red de creativos, emprendedores y activadores de creatividad, han realizado muchos encuentros aunque no se ven aun resultados concretos de un ecosistema creativo consolidado, le hace falta mayor organicidad administrativa y de mayor contacto de los creativos con los adquirentes y gestores de creatividad, dentro del país como del exterior, para lograr una economía creativa que pueda crear fuentes laborales y genere riqueza. Los primeros meses del 2017 serán clave para evaluar aquellos ecosistemas creativos y avanzar sobre la consolidación económica y social de estas micro economías.
En todos los ejes utilizan como mediadores a conjuntos interdisciplinarios de profesionales, sin contar y ni siquiera tener en cuenta a gestores culturales universitarios, que tienen experiencia y conocen bien los distintos sistemas artísticos y culturales. Por lo que estas reuniones, son muy creativas, pero siempre quedan con cuestiones sin tratar, sin una mirada holística y faltos de factores de gestión impedirán ser puestos en práctica. El tiempo que toma crear un “activador”, obligará a que se abandonen este tipo de prácticas de gestión haciendo un avance hacia especialistas en temáticas culturales. Resultados concretos hacen falta, que podrían verse para el segundo semestre del próximo año.
Gestión cultural en Provincia
En la provincia de Buenos Aires, la administración cultural está muy opacada, al punto del “horror” sobre todo desde el punto de vista de un gestor Cultural. El hecho trascendental es que la administración de cultura se transformó de una secretaría al rango de Ministerio de Gestión Cultural, su titular Alejandro Gómez, es licenciado en Comunicación y un productor de eventos, como tal, la visión que tiene de la cultura son los mega eventos y festivales, quizá el capítulo aparte o el único de su gestión.
Aunque del lado positivo de su administración, se han organizado en polos productivos los cinco centros culturales de la provincia bajo un discurso de regionalidad aun no ejecutado, el otro punto a su favor es la inversión en infraestructura, las convocatorias para ayuda a artistas y emprendimientos han disminuido, la relación con los teatros independientes se encuentran en un punto de rispidez y las demás áreas actúan muy lentamente, casi como una formalidad en sus portales, son ineficaces.
El área que mas visibilidad tiene es el programa Acercarte, su caballito de batalla, pero… cual es su problema?
Este proyecto “Seudocultural” ha tenido un costo por 41 presentaciones, de aproximadamente 300 millones de pesos en 2016. De los cuales, un altísimo porcentaje se va en el pago a artistas nacionales consagrados, cuyos cachets se llevan hasta el 66% del presupuesto de Acercarte.
Tenemos un ministerio de Gestión cultural que se ocupa de hacer de manager y productor de artistas reconocidos y consagrados a nivel nacional, sumas enormes de dinero que podrían destinarse a gran cantidad de artistas locales y/o fomento de las artes y la cultura, en lugar de utilizar a la Cultura de este modo, que interpreto como actividad proselitista.
En la temporada 2017 no se han incluido en los eventos de Mar del Plata a artistas locales, por lo que estos ya están organizando eventos por su cuenta. Otro foco conflictivo se da con el rubro teatral independiente que promete una lucha a los largo del 2017. En cuestión administrativa, la provincia arrastra problemas de precarización laboral y de modificación del anexo 2 de la Ley Artística (Ley 12268) para que se pueda producir asensos y re-categorizaciones.
La inmensa riqueza cultural de la provincia de Buenos Aires está ocultada, esperando que sus propios habitantes la pongan en valor. Mientras tanto se gasta dinero para realizar recitales gratuitos habiendo otras necesidades en materia cultural y lo oprobioso es el groso de ese capital se utiliza para licuar impuestos a músicos consagrados a nivel nacional.
En tanto, la flamante ley de mecenazgo propiciada por el diputado Javier Faroni propone el acercamiento de la actividad privada al desarrollo de proyectos de carácter patrimonial histórico de la humanidad y artístico, sin categorizar en lo social, habrá que encontrarle las formas para que esta flamante ley logre auspiciar, desde la actividad privada, emprendimientos hacia sectores vulnerables de la sociedad. Es un primer acercamiento, veremos como se reglamenta para definir los alcances de funcionalidad.
Gestión cultural en Mar del Plata
En Mar del Plata tenemos una gestión que se despojó de planes y programas sociales y algunos gastos, para luego poco a poco y muy lentamente ir recuperando. He escuchado a la Sec de Cultura, Silvana Rojas, decir que como balance positivo ha trasladado la secretaria de cultura y la hemeroteca, poca cosa!, aunque el mayor logro de su gestión fue haber quebrado la lógica del estado como benefactor e inversor de gastos en artistas para supuestas capacitaciones artísticas a los barrios. Supuestas porque no había control de los contratados ni un seguimiento exhaustivo del alumnado ni de sus contenidos pedagógicos, los alcances ni los objetivos estaban claros, tanto es así que el ex titular de la secretaría de Cultura, Leandro Laserna, solicitó en 2015 ayuda a la Asoc. Argentina de Gestores Culturales Universitarios para reorganizar las áreas de acción comunitaria, para esa época no había control de los horarios, ni de la cantidad de alumnos, demasiada desprolijidad administrativa terminó socavando el mismísimo sistema. Para el año 2015, Leandro Laserna se jactaba de utilizar todo el presupuesto de cultura, pero se descubrió que el gasto había superado con creces el presupuesto, por lo que llegado el 2016 existían numerosas cuentas a saldar, entre ellos a los capacitadores, los actores de la Comedia Municipal y de proveedores.
En cuanto a política de gestión se asomó tímidamente un reacomodamiento administrativo, que solo se basó en el traslado de algunos agentes de un área a otra, por supuesto, el gasto fue el ítem en que mas se hizo hincapié, lográndose el auto sostenimiento en cuanto al gasto de personal y de infraestructura, sin poder avanzar mas allá. Las políticas culturales no existieron, lo único que lograron fue la programación de las salas pertenecientes al municipio.
El año ha transcurrido con falta de diálogo, deterioro de gestión debido a la falta de idoneidad en el área, en procesos, gestión y política cultural. Silvana Rojas ha estado estos meses recluida en sus oficinas, sin casi dar entrevistas a los medios ni explicaciones de su accionar ni del área a su cargo, siempre actuando a destiempo, es decir cuando estallaba algún tema, aparecía dando explicaciones de que “justo” estaban tratando el tema, siempre apurada excusándose por la intensa actividad que debía desarrollar. Todos los inconvenientes le estallaron en las manos para luego intentar encontrarle alguna solución, aunque como hemos observado, varios de estos temas candentes han sido actuados por el mismísimo intentendente, como es el caso de las asociaciones de Amigos, el cierre del teatro Diagonal, o las demandas del Consejo de la Niñez, entre otros.
Constantes intrigas, espionajes, desaires y ninguneos son la moneda usual de la sec, de Cultura Silvana Rojas para el dominio de empleados y funcionarios propios. En días pasados tuvo que reunirse con los presidentes de bloque del HCD, presentó un documento de 50 páginas que contienen las acciones emprendidas por la secretaria, donde incluye lo realizado por Sebastián Puglisi y se autoproclama hacedora y ocurrente de todo lo realizado, dejando de lado a otros funcionarios como María Paz De León, a Marcelo Gobello y a Adrian Alvarez, de la misma manera se comportó la semana pasada en el encuentro de Cambiemos local con el ministro de Cultura de Nación, Pablo Avelluto, arrogándose todos los méritos como ocurrencia propia, dejando al resto de funcionarios a su cargo en el plano de solo ejecutores de su inmensa creatividad.